A trabajar al sol de Jamaica

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS VILALBA / LA VOZ

AMÉRICA

El vilalbés José Grandío ocupa un cargo directivo en un hotel del país antillano tras haber pasado por negocios de Túnez y de Málaga

04 ago 2017 . Actualizado a las 12:20 h.

Playas, música reggae en general y Bob Marley como figura destacada, atletas que destacan en pruebas de velocidad con Usain Bolt como figura ya casi legendaria antes de retirarse... Son aspectos que une puede asociar con Jamaica sin demasiado esfuerzo. Si se necesita, en cambio, ubicar Montego Bay (Bahía de Montego), quizá sea inevitable consultar un mapa o buscar información en Internet.

A ese lugar, situado al norte del país antillano, se ha desplazado el vilalbés José Grandío para trabajar en un hotel, un establecimiento de cinco estrellas con 300 habitaciones. No puede decirse que le asuste viajar porque ya pasó por sendas experiencias profesionales en el norte de África y en el sur de España. Casi parece que el sol lo acompaña de manera inevitable, algo que él admite de buen humor pero destacando lo que hay en el fondo: «Son -dice- oportunidades que van xurdindo e que hai que aproveitar».

El turismo es su trabajo, algo que además resulta casi genético, ya que su familia regenta el Hostal Terra Chá, conocido negocio de Vilalba. Acostumbrado, pues, desde siempre al trato con forasteros, afirma que el turismo es uno de los potentes motores con los que se mueve el mundo actual: «Cada vez hai máis turismo, máis apertura ao exterior, máis viaxeiros...», opina.

De las estancias en el extranjero o en otras comunidades siempre se sacan experiencias positivas. Cuando se le pregunta qué es lo que más le gusta de ese apartado, responde: «Sobre todo, que coñeces moita xente». En el hotel de Túnez en el que trabajó, la estancia media de los clientes ronda los diez días, con lo que la relación entre los empleados y los que se alojan acaba por ser casi familiar: «Créase un ambiente cordial para eles e para min», admite.

Todo tiene, no obstante, una parte un poco menos grata: así, todos los días hay que lidiar con contratiempos y no faltan clientes que piden más de lo contratado, sin olvidar que la familia y los amigos están a muchos kilómetros. Quizá para acortar esa distancia y rebajar la dosis de morriña, ha intentado introducir productos de la zona, fundamentalmente queso de San Simón da Costa, en los hoteles por los que ha pasado. «Pero non é só asunto meu», dice.

Aunque tampoco sea solo asunto suyo, sí acepta aportar alguna idea sobre posibilidades de turismo para la Terra Chá. «Creo que Vilalba está ben posicionada e debe de impulsar máis o Camiño Norte; creo que Vilalba ten moitos recursos para seguir medrando», afirma. Añade: «Creo que o máis difícil é chegar; manterse xa é máis doado». No parece que le asusten las responsabilidades, e incluso aporta un detalle que parece ayudar: «Sendo novo, tes máis ánimo», manifiesta.

Cómo pueden ser los rumbos futuros del turismo en un mundo tan cambiante es un asunto que puede quedar para otra conversación. Eso sí, José Grandío subraya que los clientes «cada vez demandan máis tecnoloxía, máis cantidade de servizos». Y admite que estancias en Túnez o en Málaga tienen ventajas directamente proporcionales a la falta de rigores invernales: «Dá tempo a gozar do clima», dice.