Para los paladares más exigentes

Patricia Baelo

ALEMANIA

Patricia Baelo

Con la feria gastronómica «Galician Gourmet Extravaganza», la comunidad busca darse a conocer en el país germano más allá del Camino de Santiago

04 jul 2016 . Actualizado a las 17:27 h.

Mejillones en tierra de chocolate, aguachile de caracoles o fabas verdinas de Lourenzá con pulpo... Tapas del vigués Benigno Couso, regadas con los mejores albariños y ribeiros de la última cosecha. Así se presentó la feria internacional Galician Gourmet Extravaganza, que llegó el pasado lunes a la capital alemana, después de haber pasado por Londres y Bruselas. Una cita que bajo el lema Galicien liebt Berlin (Galicia ama Berlín) congregó a 150 grandes empresas, con el objetivo de dar a conocer la gastronomía de la región fuera de las fronteras españolas.

Porque cuando un alemán oye hablar de Galicia solo piensa en el Camino de Santiago, como explicó el embajador, Pablo García-Berdoy, durante su discurso inaugural. «Es que los alemanes somos más de irnos a Mallorca, Andalucía o incluso Cataluña. Quizás porque en Galicia el clima es similar al que tenemos en casa», cuenta a La Voz Heinz-Jürgen Lörenz, que trabaja desde hace cinco años como distribuidor de los embutidos Torre de Núñez. El comercial Enrico Hedt reconoce que «España, en general, va muy por detrás de Italia o Francia. En número de importaciones, ocupa el quinto o sexto lugar».

Algo que entiende perfectamente Jorge Salas, responsable de ventas de Candelas, una de las cuatro envasadoras de café del país, que opta por la autocrítica. «Las empresas españolas tenemos deficiencias en la exportación», asegura Salas, que habla de etiquetados que llegan tarde, siempre después de que el cliente haya manifestado interés por el producto, y además solo en español. «Es muy sencillo. Si en el extranjero no saben ni dónde está Galicia, ¿cómo van a distinguir entre Rías Altas y Rías Baixas?», pregunta de forma retórica.

Aunque todos saben que el mercado alemán alberga un gran potencial. «Normalmente no me gusta, porque me recuerda un poco al jabón. Pero esta es deliciosa, sabe a fruta», comenta con una sonrisa Roswitha Wilke, una mujer que ha probado Ginabelle, con nada menos que un kilo y medio de uvas de Albariño y ciruelas Mirabel por botella. Y es que la que fuera proclamada como la mejor ginebra del 2015 por el comité internacional de destileros artesanos de Londres nació a la ribera del Miño. «Junto al Reino Unido, Alemania es el país con mayor capacidad de demanda ahora mismo», declara el director comercial de Pazo de Valdomino, Iñaki Palacios, mientras prepara gintonics a diestro y siniestro.

No tarda en despertar la atención de Phillip Danz, joven alemán propietario del bar Gin Chilla, en el que sirve ginebras llegadas de todo el mundo, incluidas la gallega Nordés y la sevillana Wint & Lila. «La clave está en que es un público muy formado y con alto poder adquisitivo, sabe apreciar la calidad y pagar por ella», afirma el reconocido somelier Luis Paadín, responsable de la cata. «El alemán es el mejor mercado del mundo, sobre todo para vinos blancos y espumosos. Porque produce mucho, pero también consume mucho», dice Paadín, que confiesa estar deseando probar un buen codillo y una cerveza.

Eso sí, para sorprender al paladar teutón es necesario combinar tradición y creatividad. Como lo hace Don´t Assume! (!No asuma!), un menú de seis platos en el que ingredientes modernos, como las algas de Vigo, se contraponen a clásicos de primera calidad, como el pulpo a la gallega sobre cama de patata. La obra de los chefs lucenses Santi Almuiña y Diego López se ha podido degustar durante toda la semana en el Hotel Meliá de Berlín, coincidiendo con la feria, que funciona además como plataforma para las empresas, que comparten gratuitamente los contactos de miles de clientes potenciales en el extranjero. «Juntos somos más que la suma de nuestras acciones individuales», subraya Dositeo Cela, organizador de Galician Gourmet Extravaganza.