Un cambadés haciendo las Áfricas

Pablo Penedo Vázquez
pablo penedo VILAGARCÍA / LA VOZ

AFRICA

<span lang= es-es >Ante un templo del fútbol</span>. Imagen de Blas ante el Estadio da Ciudadela de Luanda, uno de los grandes campos en la historia del balompié africano hoy reservado a entrenos puntuales. A su derecha, el internacional por Mali Diakité, y a su izquierda el internacional camerunés Jean-Cleaude, jugadores del equipo del arousano.
Ante un templo del fútbol. Imagen de Blas ante el Estadio da Ciudadela de Luanda, uno de los grandes campos en la historia del balompié africano hoy reservado a entrenos puntuales. A su derecha, el internacional por Mali Diakité, y a su izquierda el internacional camerunés Jean-Cleaude, jugadores del equipo del arousano. cedida

Blas Charlín, técnico adjunto del Sport Luanda e Benfica, confía en pasar varios años más en Angola como parte del ambicioso proyecto deportivo y social de su actual club

12 jun 2015 . Actualizado a las 08:04 h.

Su pasión por el fútbol fue el fruto natural de un largo romance cocinado en tantas felices tardes de domingo. El mismo que mantuvieron multitud de chavales de Cambados que atesoran en sus memorias la experiencia de crecer a la par del esplendor de aquel Juventud que llegó a llevar a la villa del albariño la Segunda División B. En su caso, en el de Blas Charlín Oubiña (Cambados, 25 de octubre de 1979), los ecos de aquellos años resuenan amplificados por la condición de hijo de uno de los integrantes de aquel plantel que elevó al equipo de su vida a la categoría de bronce del balompié español; para retirarse, como Moisés en la antesala de la Tierra Prometida, sin acompañar a los suyos a su hoy todavía recordado gran salto hacia arriba tras tantas grandes tardes de gloria en el campo de A Mercé. Y si el vástago de aquel lateral del que heredó el nombre no pudo ver cumplido su íntimo anhelo de seguir los pasos de su progenitor hasta donde él había llegado, hoy se halla en disposición de superarlo, si no lo ha hecho ya, en otro campo del fútbol, el de entrenador. Concretamente, desde que en enero de este año Blas Charlín Oubiña se imponía en un proceso de selección de personal ante otra casi decena de candidatos, en su mayoría españoles, para convertirse en el técnico adjunto -segundo- de Zeca Amaral, el ex seleccionador angoleño y en la actualidad preparador más reconocido del país al frente del «novo grande» de su Primera División.

Nelson Mandela, segundo en Liga

La definición apuntada corre a cargo del técnico arousano, que apura los últimos días de sus dos semanas de vacaciones en Cambados aprovechando el largo parón entre vuelta y vuelta de la Liga de Angola -40 días con la excusa de los tres partidos que la selección debe jugar en la fase de clasificación para la Copa de África-. Un descanso al que el Sport Luanda e Benfica llega segundo en la tabla por detrás del defensor del título, el Libolo, y tras haberse estrenado el club en competición continental en la Copa Nelson Mandela, el equivalente a la Liga Europa de la UEFA, cayendo en segunda ronda con el tunecino Etoile du Sahel. Después de ganar la Copa nacional y acabar tercero en la Liga la temporada pasada, «o obxectivo este ano é mellorar o do anterior», explica Charlín, que sitúa el nivel del campeonato de su club en «unha Segunda B alta nosa», con presupuestos elevados de Segunda.

Pero lo que más tiene enganchado al técnico gallego en África es el ambicioso proyecto deportivo-social que impulsa el Sport Luanda e Benfica «para sacar os nenos máis desfavorecidos dos barrios das rúas cunha academia de fútbol», en la fase final de su puesta en marcha tras finalizar el club la construcción de una ciudad deportiva con un campo de fútbol de hierba natural y otro de sintética, y un hotel con restaurante a fin de que los chavales se entrenen y desayunen antes de ir al colegio. De hecho, los planes del Sp. Luanda pasan por levantar también en el futuro un centro educativo. Todo ello gratuíto, para cubrir los dos grandes déficits de unos jóvenes que «teñen un potencial enorme, enorme coma deportistas, pero que carecen de toda educación deportiva, de método, e de material de traballo», apunta Charlín.

Un diagnóstico idéntico al ofrecido por el entrenador del Xuven, Yago Casal, tras su participación la semana pasada en el primer campus de Joel Almeida en Cabo Verde. «Na academia crearáselles aos rapaces hábitos alimenticios e profesionais» que potencien sus posibilidades de labrarse un futuro por la vía del fútbol en un país inmerso en un sobresaliente proceso de modernización, explica Blas; hasta el punto de que Luanda «debe de ser hoxe a mellor cidade de África». Eso sí, «caótica, con moito tráfico», lo que unido a un trabajo que le exige tantas horas de dedicación, con entrenamientos matutinos para evitar «40 graos e unha humidade do 90 %» en las horas centrales del día y labor de estudio de los rivales por la tarde, le ha dejado poco tiempo para conocer el país. «Paréceme un proxecto marabilloso», dice Blas, y el motivo por el que un técnico que se define ante todo como «formador» ansía «quedar algunha tempada máis aquí» para colaborar en sus primeros pasos.

La carrera de Charlín dibujaba a un delantero centro con perfil de Tercera, pero se truncó prematuramente a los 27 años a raíz de una calcificación de los isquiotibiales surgida en el final de su etapa como juvenil por la mala curación de una rotura de fibras. Blas pasó de la «frustración» a encauzar su pasión por el fútbol hacia el otro lado del mismo, el de la preparación de los equipos, una faceta que «sempre me gustara».

Una casualidad aprovechada

Así, y tras forjarse en las canteras del Juventud Cambados y Pontevedra, la casualidad cruzó los caminos de Charlín y el Sp. Luanda cuando el año pasado, en Melgaço siendo técnico del filial granate, dirigió a un combinado de jugadores del A y el B contra el cuadro angoleño, que hace sus pretemporadas en España -su Liga va de febrero a noviembre-. En un país en el que el fútbol español es idolatrado, el Sp. Luanda «quería contratar un técnico español para cambiar a súa metodoloxía de traballo», y animó al cambadés a presentar currículo. Una oportunidad que no dejó escapar.