Los emigrantes del siglo XXI tienen empleos iguales que sus abuelos

Juan Ventura Lado Alvela
J. V. Lado CEE / LA VOZ

ACTUALIDAD

Ana Garcia

El análisis de tres días de ponencias y numerosos testimonios identifica flujos de personas multidireccionales y numerosos retos, sobre todo en integración social

07 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Los propios estados y los medios de comunicación le dan más visibilidad a los casos de médicos o ingenieros -profesionales de alta cualificación en definitiva- que salen a trabajar a otros países de Europa, pero la gran mayoría de emigrantes de la Costa da Morte que cogen la maleta hacia Suiza o destinos similares lo hacen para desempeñar puestos en la construcción, la hostelería o el servicio doméstico, igual que hicieron decenios antes sus padres o sus abuelos.

Esa realidad, poco difundida, pero evidente en muchos entornos familiares, salió a luz junto a otras muchas en el congreso internacional ERN4mob que ayer el alcalde de Vimianzo, Manuel Antelo, hijo, hermano, cuñado, tío y vecino de emigrantes, clausuró ayer en la Casa da Cultura, y que se encargó de sintetizar la profesora de la Universidade da Coruña y coordinadora del Equipo de Socioloxía das Migracións Internacionais (ESOMI), Laura Oso Casas.

La profesora Oso quiso resumir los tres días de actividades, que siguió íntegramente, sobre dos pilares, el de la emigración y la inmigración, aunque ya advirtió de que ambos forman «un continuo» y no se pueden separar. Así lo demuestran los flujos bidireccionales a través de la historia entre Galicia o América Latina o el ejemplo de Kostrzyn nad Odra (Polonia), donde sus nacionales cruzan la frontera para trabajar en Alemania reciben ciudadanos armenios, bielorrusos, moldavos o ucranianos para desempeñar las profesiones menos atractivas para los polacos.

Las recesiones económicas y la búsqueda de empleo está claro que son las principales causas de la movilidad laboral, que se establece como base de estudio ya no solo de este congreso que cierra el ERN4Mob sino del programa en el que, además de Vimianzo, participaron comunidades de Italia, Portugal, Reino Unido, Polonia y Eslovaquia. Sin embargo, existen otros factores menos visibles de índole política ?la guerra civil española fue un ejemplo? o de «huida del control social», que es lo que en distintas épocas han encontrado las mujeres en la emigración.

Aunque los contextos son diversos y van desde la condición de lugares de tránsito como Italia o Eslovaquia, la circularidad de Polonia, las dificultades con el idioma y el desconocimiento de sus derechos sociales de los trabajadores llegados, a Irlanda del Norte o los grandes paralelismos entre la emigración gallega y la portuguesa; se repiten patrones como las «políticas migratorias sobre la base de la instrumentalización que tienen efectos perversos sobre los migrantes y sus familias». Esto es, los estados se aprovechan de las remesas recibidas, al tiempo que levantan barreras para las reagrupaciones familiares o incluso el fenómeno se usa como arma de combate político.

Por todo ello, se hacen especialmente necesarias las «redes de solidaridad informales», de las que habló Iria Zas, la acogida de refugiados en entornos rurales, abordada por Carlos Diz y Andrea Souto, o la responsabilidad de las administraciones locales en la cohesión social a la que se refirió Belén Fernández.

El trabajo de los expertos y, sobre todo, el testimonio de los emigrantes dejaron más que patente la pertinencia de abordar el estudio de estas cuestiones y la necesidad de «reunirnos para falar disto que na Costa da Morte levamos na nosa xenética», como dijo el alcalde.

«Que un italiano en Irlanda estudie los efectos del «brexit» en la pesca gallega es Europa»

Las ponencias, mesas de trabajo y testimonios del congreso fueron tan numerosas y enriquecedoras -incluso las mayores expertas lo vieron así- que resulta muy complicado sintetizar las aportaciones realizadas. Sin embargo hubo detalles e intervenciones que por sí solas explican en pocas palabras realidades muy profundas y complejas. «Que un italiano viviendo en Irlanda pueda estudiar los efectos del brexit en la pesca gallega, eso no lo tendríamos sin Europa», apuntó, por ejemplo, Roberta Campagna, becaria de la Fundación Galicia Europa que, junto a otros seis compañeros, repartidos entre los centros de Santiago y Bruselas, disfruta de una bolsa de estudios remunerada de un año.

La importancia de la labor de esta fundación, del Centro Europe Direct para rastrear a diario posibilidades de financiamiento comunitario y acercar Bruselas a las políticas locales, del Programa Europa Creativa-Cultura o Europa cos Cidadáns del Ministerio de Cultura o de las propias instituciones de la Xunta fue uno de los asuntos centrales de ayer sobre el que, conducidas por la periodista de La Voz Patricia Blanco, intervinieron junto a Roberta otras tres ponentes: Carolina Fenoll Espinosa, Pilar Piñeiro y Laura González-Dopeso.

Reivindican la memoria histórica de los migrantes 

Sobre esa base de la instrumentalización de los migrantes para objetivos económicos y políticos, algunas especialistas como Montserrat Golías, investigadora del ESOMI, hablaron de un reconocimiento a la «memoria histórica» de la aportación que los emigrantes han tenido y tienen para comunidades como la de la Costa da Morte y que no se les reconoce hasta el punto de «seguir sintiéndose como extranjeros en su propia tierra», como advirtió la profesora Laura Oso.

Uno de estos emigrantes, el vimiancés de Salto Ricardo Pérez, puso sobre la mesa que uno de los principales recursos para la comarca siguen siendo las remesas y las pensiones de Suiza, con lo que son incomprensibles situaciones como las que viven con la tributación de sus jubilaciones.

Las mujeres sufren especialmente los desgarros de las separaciones familiares

El congreso vimiancés también sacó a relucir importantes cuestiones desde una perspectiva de género. La primera y más visible es el peso femenino en las instituciones, los centros de estudio y los programas europeos, ya que la gran mayoría de las ponencias y las mesas de trabajo estuvieron protagonizadas por mujeres, que llevaron también el peso de la organización. Pero más allá de esa cuestión, simbólica o no tanto, lo más interesante, sobre todo a partir del testimonio de las emigrantes retornadas, es el papel desarrollado en todos estos procesos que muy a menudo van ligados a desgarradoras separaciones familiares. Así, quedaron patentes que las mujeres son las primeras en tener que dejar a sus hijos al cuidado de abuelos u otros familiares e incluso, después de decenios el extranjero, se ven obligadas a truncar de nuevo sus trayectorias vitales y profesionales por ejemplo para hacerse cargo de la atención de padres o suegros mayores. Una realidad que contrasta también con el componente de emancipación o de desprendimiento de un asfixiante control social que encontraron en la emigración.